Ya han pasado seis años desde que grabara Real Fire Place (2005) y hace unos días, el 8 de marzo de 2011, se presentó oficialmente Stronger, su nuevo trabajo.

Sara Evans ya sabe lo que es el éxito, sus cuatro números uno así lo prueban, “No Place That Far” (1998), “Born To Fly” (2000), “Suds In The Bucket” (2004) y “A Real Fine Place to Start” (2005), varios álbumes de oro y platino, premios CMA, ACM y mejor vocalista femenina en 2006.

En estos años sin sacar nuevo álbum tampoco estuvo apartada del todo, el single “Low” para la película Billy:The Early Years (2008) y en 2009 ya dijo que estaba trabajando en su próximo disco junto a su hermano Matt Evans y el productor Nathan Chapman y aparecería un primer single, “Feels Just Like a Love Song”, que al no tener mucho éxito no se incluyó en el álbum, y cuatro canciones inéditas para Navidad, una de ellas un dueto con Brad Paisley, “New Again”. Incluso ha escrito dos libros junto a Rachel Hauck, el primero en 2010, Sweet By and By y el segundo sale estos días, Softly and Tenderly.

En 2006 se separa de C.Schelske, será un divorcio complicado con muchas acusaciones públicas que la apartarán momentáneamente de la música. Poco a poco ordenará su vida y en 2008 se casa con el jugador Jay Barker, actualmente viven con sus 7 hijos (tres de ella y cuatro de él) en Alabama, su vida ha cambiado y se siente preparada para volver y hacer lo que le gusta.

En septiembre de 2010 sale a la luz “A Little Bit Stronger”, (Luke Laird/ Hillary Lindsey/Hillary Scott), a día de hoy en el n° 14 de la Billboard, y que además forma parte de la BSO de la película Country Strong. Dice que cuando la escuchó supo que esa era la canción, dice que simplemente se enamoró de ella y por el éxito que tiene no le faltó razón, otra manera de decir que el dolor a cualquier pérdida pasa, sólo hay que hacerse un poco más fuerte cada día.

I know my heart will never be the same
But I’m telling myself I’ll be okay
Even on my weakest days
I get a little bit stronger

Producido por Nathan Chapman, Tony Brown y la propia Sara, nos ofrece sólo diez cortes participando en seis de ellos, siendo uno su n°1 del 2000, “Born to Fly”, en versión Bluegrass y la conocida “My Heart Can't Tell You No” de Rod Stewart. A algunos les puede parecer poco después de tanto tiempo sin grabar y se verá si se cumplen sus expectativas, sigue teniendo una buena voz y permanece fiel a su estilo.

Tras el éxito de “A Little Bit Stronger”, se está volcando en la promoción y apostando por este nuevo trabajo después de varios años, radios, TV (el día 8 de Marzo presentó el álbum en Good Morning America) y la gira de este verano con Rascal Flatts.

En “Desperately”, (Sara Evans/Marcus Hummon), se pregunta por qué tenemos que esperar a encontrar la perfección (trabajo, casa amor) si sólo queremos ser amados desesperadamente. Pero vivir la vida sin perder no es posible, en “Life Without Losing”, (Sara Evans/Barry Dean/Andrew Dorff/Luke Laird) nos habla de ello.

“What That Drink Cost Me”, (Sara Evans/Nathan Chapman/Matt Evans), una tristísima balada, la historia de una mujer que pierde a su marido por la bebida, con una estupenda modulación de voz, esa guitarra, ese violín. Bonita canción, que se une a otra estupenda balada muy country, posible siguiente single, “Alone” (Brian Henningsen/Aaron Henningsen), de nuevo el violín rodea las palabras de esta canción que podemos resumir en “Sometimes loving me, just means leaving me, alone”, “A veces quererme significa dejarme sola.

Pero también hay lugar para la esperanza, en “Wildfire”, (Sara Evans/Kara Dio Guardi/Matt Evans/Marti Frederiksen) el amor de él es un fuego salvaje que deshace el hielo de sus venas. O mejor, dejémoslo todo y vayámonos a cualquier parte, “Anywhere”, (Matt Evans/Jaren Johnston), porque “I’m sick of livin' my life in park / I wanna live it in drive”.

En la divertida “Ticket to Ride” escrita con Leslie Satcher, las guitarras y mandolina nos hablan del amor que inesperadamente puede aparecer en cualquier lugar, por ejemplo en un avión porque el amor no necesita billete para viajar.

Y llegamos al éxito de 1988 de Rod Stewart, “My Heart Can't Tell You No”, (Simon Climie/Dennis W. Morgan), Sara siempre quiso incluirla en algún disco pues es una de sus preferidas, los arreglos con esos toques acústicos que se entrelazan con la voz de Sara y la canción que es una maravilla la hacen una de las mejores del disco.

One look in your sad eyes
And suddenly my heart can't tell you no
My Heart can't tell you no.

Y cerrando la ya conocida “Born to Fly”, (Sara Evans/Marcus S. Hummon/Darrell Scott) en versión Bluegrass con los veteranos Jerry Douglas y Dan Dougmore.

Y esto es lo que contestó cuando le preguntaron sobre que era para ella la Música Country: “It’s my life really. It's not my whole life, because I also have a family and friends, but it’s been such a part of my life. Since I was four years old, I’ve been singing country music. I feel like the entire country music industry has been a big extended family to me, and it’s been a really, really good friend”.

Stampede sería el quinto lanzamiento en major de Chris LeDoux y da toda la sensación de que alguien decidió que era el momento de abrir su característico sonido al Pop-Rock, con el eterno objetivo de Nashville en ampliar su audiencia.

No es que falten canciones que nos hablen del rodeo y el estilo de vida Western, las enérgicas “Stampede” y “Take me to the Rodeo” (justo las únicas que llevan su firma) están para demostrarlo aunque sean muestras de la faceta rockera que LeDoux siempre ha cultivado. Pero la profusión de cortes con transfondo romántico como “I’ll Get the Job Done”, “Now That’s All Right With Me”, “When I Say Forever” y “That’s What Loving You Means to Me” ponen a LeDoux en un contexto que no es el suyo y en el que no puede mostrarse tal y como es. Ya eran muchos años cantando sobre pistoleros, cowboys, caballos, toros y espacios abiertos como para ponerse a loar al amor eterno como hilo fundamental de un disco a estas alturas.

Aunque igualmente romanticonas consigue hacer más suyas “Gravitational Pull”, más que cantándonos, hablándonos con evidente socarronería sobre la irresistible fuerza gravitacional que atrae a hombres y mujeres y la relajada y atmosférica balada “Calico Moon”. También sale airoso cuando con un pausado Honky Tonk nos invita a un local reservado para la diversión, en el que la juke box no toca canciones tristes y donde no se permiten quejas y lloriqueos, bajo pena de “Five Dollar Fine” (multa de cinco dólares). La balada que mejor funciona es “Fathers and Sons” sobre la relación de padres e hijos y lo bien que se entienden las palabras que se recibieron del padre cuando el hijo, a su vez, también se convierte en padre.

Afortunadamente es Chris LeDoux quien firma el álbum, por lo que la steel y el fiddle siguen siendo los instrumentos principales, su voz se mantiene tan expresiva e inconfundible como siempre y aunque haya evidentes concesiones comerciales y no sea especialmente destacable entre su amplia discografía, no por ello Stampede deja de ser un disco al que merece la pena dedicar tiempo para escucharlo.