Willie Nelson - The Troublemaker (1976/2004)

Willie Nelson - The Troublemaker (1976/2004) - 4.8 out of 5 based on 9 votes

Ratio: 5 / 5

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Originalmente grabado para Atlantic Records en Nueva York en febrero de 1973, pero no editado, aprovechando que Willie Nelson se encontraba en la cima de su popularidad, hasta 1976 por Columbia, la compañía con la que había firmado un par de años antes, The Troublemaker es una triunfante colección de los himnos y espirituales que nuestro protagonista cantaba en la iglesia durante su infancia en Texas.

The Troublemaker cuenta con Nelson y su espectacular banda (incluyendo a su hermana Bobbie al piano, el bajo Dan “Bee” Spears, el steel guitarrista Jimmy Day, y el batería Paul English), reforzados con otros magníficos músicos como Doug Sham al fiddle y coros y las voces de Dee Moeller, Sammi Smith y el que por entonces era poco más que un prometedor recién llegado Larry Gatlin. Posteriormente y previo a su edidión definitiva se añadiría en estudio la evocadora armónica de Mickey Raphael que ya había entrado a formar parte de la Family Band.

Con su fiel compañera de seis cuerdas entre las manos, Trigger, Nelson lidera este excepcional elenco de músicos a través de un repertorio formado por temas gospel, básicamente clásicos del estilo. El único número contemporáneo al lanzamiento del disco es el que le da título, que tiene como protagonista a un “melenudo” que molesta al poder establecido con sus nuevos ideales de fraternidad. En su tiempo fue una canción de poderoso mensaje, cuando el rebelde es fácilmente identificado al ser castigado con la crucifixión. Como el comentarista musical Rich Kienzle subraya: “Comparado con el fenómeno en el que hoy en día se ha convertido la música cristiana, en 1976 los álbumes de gospel raramente tenían repercusión en el mainstream... incluso en esos tiempos de baja popularidad para esas canciones The Troublemaker se convirtió en el álbum de Country número uno de América”.

Teniendo en cuenta que las canciones que componen el álbum se grabaron en las mismas productivas sesiones que tuvieron como resultado el fundamental álbum Shotgun Willie, The Troublemaker fluye con una serenidad y naturalidad, no exenta de momentos de reflexión, que lo convierte en impredecible. Los informales arreglos, permitiendo largos solos instrumentales, dan al disco un aire de 'jam session' consiguiendo por el camino que incluso las canciones más conocidas como “Will the Circle Be Unbroken” suenen espontáneas. Willie interpretó cada uno de los clásicos del gospel aquí incluidos con el mismo espíritu con el que lo ha hecho todo a lo largo de su vida: a su manera.

En la reedición extendida de 2004 se añaden cuatro cortes inéditos hasta la fecha, grabados en directo sobre el escenario del Texas Opry House en Junio de 1974, con Willie y compañía en su ciudad, Austin, acompañados por la mayor parte de los músicos que estuvieron presentes en las sesiones de Nueva York. Willie repite tres de las grabaciones de estudio que llegaron al álbum (“The Troublemaker”, “Will the Circle Be Unbroken”, y “When the Roll Is Called Up Yonder”). El cuarto es una personalísima rendición de, la en nuestros días omnipresente, “Amazing Grace”.

 

Hot Club of Cowtown, the - Swingin’ Stampede (1998)

Hot Club of Cowtown, the - Swingin’ Stampede (1998) - 4.3 out of 5 based on 10 votes

Ratio: 4 / 5

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Como apuntan en la portada de Swingin’ Stampede, el que fuera su disco debut en 1998, y el propio nombre del trío formado por Whit Smith (guitarra y voz), Elana Fremerman (fiddle y voz) y Billy Horton (contrabajo y coros), the Hot Club of Cowtown sólo pueden definirse por el eclecticismo, el buen gusto y la originalidad.

De origen lejano al Estado de la Estrella Solitaria, pero inconfundiblemente texanos, firmemente retro y magistrales en la ejecución de unos temas en los que dominan las versiones. En Swingin’ Stampede acentúan el componente Jazz que está en la base del Western Swing que una vez fue la música más popular de buena parte de EE.UU. De hecho, hacen alarde de ello y no pretenden engañar a nadie. Los subtítulos de la excepcional portada (una auténtica obra de arte como tarjeta de presentación) ya anuncian “playing hot Jazz & Western Swing” y lo subrayan con “Hot Jazz, Hot Swing, Hot Club”. No se puede decir que no estés avisado de lo que te espera al pinchar un álbum en el que tampoco olvidan incluir cortes cuyo peso cae del lado Western de la fórmula.

Lejos del gran número de componentes que suelen ser característicos de las bandas del estilo, en el formato de trío éste toma una nueva dimensión. Más sencilla y en la que es más fácil apreciar sus raíces, pero igualmente sorprendente al oído. Una música pensada en su concepción original para divertirse y pasarlo bien en enormes salas de baile pero que en este formato no pierde un ápice de brillantez. De todas formas se refuerzan para algunos de los cortes con nombres como Johnny Gimble, una leyenda del fiddle con Swing que aporta su sabiduría a auténticos standars como “Ida Red” (en la parte Western) o “Sweet Jenny Lee” (en la Swing-Jazz), a la que también se añaden T Jarrod Bonta (piano) y Jeremy Wakefield (steel guitar) convirtiendo este corte en uno de los más divertidos del álbum. Incluso rompiendo la dominante instrumentación de cuerdas escucharemos un acordeón, exprimido por Mike Maddux, en el delicado instrumental “T and J Waltz”.

El disco alterna instrumentales con canciones vocales, 'reels' y 'waltzes', baladas y desatados 'uptempos', George Gershwin y Spade Cooley, en definitiva Jazz y Hillbilly. Aunque hay que reconocer que las voces de Whit Smith y Elana Fremerman no se cuentan entre las mejores de la historia de la música, sin embargo no pretenden ir más allá de donde pueden llegar y con su convincente y honesta interpretación vocal, junto a una labor instrumental magnífica, suplen cualquier carencia en este aspecto.

Swingin’ Stampede se convierte en un excepcional trabajo que merece el esfuerzo de una escucha reposada para disfrutar de toda la riqueza de matices que concentra su sencillez.

 

Mike Lusk - Runaway Dreams (2011)

Mike Lusk - Runaway Dreams (2011) - 3.0 out of 5 based on 1 vote

Ratio: 3 / 5

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     Cuando parecía que los viejos y cálidos ecos del mejor country rock que se elaboraba en la década de los 70' se habían apagado definitivamente, cuando el aire se llenaba con el sonido de asombrosas armonías vocales cabalgando sobre guitarras imposibles, que copaban las ondas de cientos de emisoras de FM a lo largo de toda la Costa Oeste de Estados Unidos, cuando el espectro musical de la época estaba copado por bandas que han rubricado sus nombres con letras de oro en la historia musical de USA, tales como Eagles, Poco, Alabama, Nitty Gritty Dirt Band, Lynyrd Skynyrd, y un largo etc, resulta que un tipo semidesconocido llamado Mike Lusk, decide recuperar este sonido para las generaciones venideras de vaqueros que no tuvieron la maravillosa oportunidad de conocer aquellos años dorados, y el caso es que el tio lo hace tan maravillosamente bien que podría darnos el cambiazo con cualquiera de los discos de los anteriores, sin que notáramos la diferencia. 

    El disco en cuestión, Runaway Dreams, grabado íntegramente en Nashville, con una producción exquisita (se nota en el sonido), ya desde el mismo título hace referencia a los sueños fugitivos que se perdieron en el olvido de los años pasados, sueños que todos recordamos con nostalgia y añoranza y que con el paso del tiempo constituye el alimento más maravilloso del ser humano, esa época en que el hombre solamente vive de sus recuerdos… El disco en cuestión podría denominarse como Country, pero Rock, armonías vocales, pero instrumentación caliente, ritmo rápido pero dulce, tradición pero evolución... resultando un trabajo agradable de guitarras cristalinas y voces ensambladas con maestría y fraguado sobre cimientos de Country-Rock, y también añadiría que tiene destellos del pop  más comercial, aunque en este caso no es necesariamente malo. Curiosamente este disco no contiene ninguna balada, cosa muy rara de cualquier disco de country que se precie de serlo, pero Mike sabe suplir esta falta compensándonos con una aplastante mayoría de medio tiempos que es la tónica en esta obra. Lo verdaderamente curioso es que se salta de una canción a otra sin apenas solución de continuidad, y si una es estupenda la siguiente no decae, una gozada, vamos.

     Ya en el primer tema del disco “Come Back Baby Again”, vemos claras tentaciones poperas, pero afortunadamente a partir de la segunda canción da un giro espectacular y se reconduce por la carretera del mejor Country-Rock, uno de los mejores temazos del disco es el demoledor medio tiempo, “Country Boy Country Girl“, en la línea más maravillosa de los primeros discos de Brooks & Dunn (antes de que perdieran la inocencia y la inspiración en algún lugar del camino que lleva de la Mansión al Banco, como tantos otros, por desgracia), con “Blue Suede Blues”, seguimos a 120 sin levantar el pie; otra maravilla sonora es “Runaway Dreams”, al escucharlo parecen divisarse en el horizonte viejas Aguilas californianas; “Heavenly Child”, otro medio tiempo absolutamente celestial, sonido pulcro y límpio, carne de FM; “Just Need Someone”, y seguimos con otro mediotiempo de infarto, ya me quedo sin adjetivos calificativos y todavía voy por la mitad; con “Groovin In The Sand“ nos reencontramos al mejor Dwight Yoakam; sigue “Goodbye Never Felt So Good“ otra maravilla de artesanía; y llegamos al que para mí es uno de mis favoritos “Anchored Down In Tequila Town“, perfecto medio tiempo con aires fronterizos, el sueño de cualquier bebedor, quedarse anclado en la Ciudad del Tequila; otra joya de inigualable belleza es “Bring My Innocence With Me“, delicada armonía, voz perfecta y un fiddle maravilloso; y por último para cerrar este estupendo trabajo “Old Surf Woody“, quizás la canción más floja del disco, con aires playeros y clara referencia a los grupos surferos de los ´60s.

Resumiré este comentario del disco en dos palabras: ABSOLUTAMENTE DELICIOSO.

 

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