C.W. McCall - C.W. McCall’s Greatest Hits (1978)

C.W. McCall - C.W. McCall’s Greatest Hits (1978) - 4.7 out of 5 based on 12 votes

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En realidad C.W. McCall era un personaje creado por el ejecutivo de publicidad William Fries que se situó en el centro de la locura por el modo de vida de los camioneros (incluyendo películas, series de TV y música) que sufrió EE.UU. a mediados de la década de los setenta. Resulta difícil hacerse hoy en día con los discos de McCall, afortunadamente Polydor reeditó en CD en 1993 el recopilatorio Greatest Hits, originalmente editado en 1978, que posiblemente sea el mejor resumen disponible de su obra en su momento de máxima popularidad.

El personaje, un camionero que trabajaba distribuyendo los productos de una fábrica de pan de la zona de Omaha, Nebraska (donde residía William Fries), fue protagonista de una exitosa y laureada campaña de publicidad. La popularidad conseguida animó a Fries a grabar con el apodo C.W. McCall un primer single. Un monólogo con acompañamiento instrumental Country que hablaba del local en el que McCall pasaba buena parte de su tiempo, el “Old Home Filler-Up-an'-Keep-On-a-Truckin' Café” que también serviría para dar título a la canción. Consiguió alcanzar el top20 en 1974.

Pero el verdadero bombazo llegaría con la edición del álbum Black Bear Road en 1975 que lideraría las listas Country, mientras la canción “Convoy” que estaba incluida en el mismo e inspirada tangencialmente por las protestas de los camioneros contra la subida de la gasolina y la creciente regulación del transporte, lideraría tanto las listas de Country como las generales... y disparó definitivamente la locura. El éxito fue tal que motivó al director de cine Sam Peckinpah a dirigir en 1978 una película del mismo título que protagonizaría Kris Kristofferson. La continuación de la canción con "'Round the World With the Rubber Duck" está salpicada de comunicaciones vía radio utilizando el característico vocabulario de los camioneros, y en su título encontramos el apodo pato de goma que también aparece en la película.

Predominan las aceleradas y sincopadas narraciones, casi siempre humorísticas, contándonos anécdotas que suceden en la carretera e interpretadas con el característico acento y sorna en la voz de McCall sobre bases de guitarras y/o banjos punteados a gran velocidad, añadiendo como otra de sus señas distintivas unos agudos coros de voces femeninas.

¿Excepciones? Alguna, aunque no se vaya muy lejos: "Roses for Mama" sigue siendo un ejercicio de storytelling y se convertiría en su segundo gran éxito alcanzando la segunda posición en listas en 1977, pero la triste historia con mensaje que contiene aporta un toque “serio” a la recopilación con precisamente el único tema que no firma el propio William Fries; por otro lado los ampulosos pasajes orquestales de “The Silverton” (cambiando el camión por el tren), apuntan a los grandes clásicos cinematográficos del Oeste; también encontramos un mensaje conservacionista de la naturaleza salvaje... aunque que la conclusión de la progresiva desaparición de espacios naturales sea que "There Won't Be No Country Music (There Won't Be No Rock 'N' Roll)” (no habrá música Country ni Rock’n’Roll) parece un poco arriesgada. El canto a la naturaleza de Fries, un convencido conservacionista, tiene su continuación en “Aurola Borealis”, donde mezcla la visión de un cielo estrellado con recuerdos de su vida, de todas formas en este caso el introspectivo tono de la narración de McCall no acaba de funcionar.

Como todo fruto de una moda pasajera que no tuvo continuidad, la música de McCall sonará absolutamente desfasada a quien se enfrente a ella por primera vez. Os animo a superar esa primera impresión y a dejaros llevar por la sensación de conducir un monstruo de dieciocho ruedas por las carreteras americanas... una sonrisa de satisfacción se irá dibujando en vuestra cara poco a poco, e incluso es posible que se os escape alguna carcajada si el idioma no es un obstáculo para entender el humor que impregna buena parte de las letras de estas canciones.

Lionel Richie ¿Country?

Lionel Richie ¿Country? - 3.8 out of 5 based on 8 votes

Ratio: 4 / 5

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Para marzo de 2012 se espera la edición de Tuskegee el que será un álbum de dúos de Lionel Richie con artistas de Country que lanzará Mercury Nashville. Tres de los temas (junto a Little Big Town, Darius Rucker y Rascal Flatts) ya fueron anticipados en la gala de la 45 entrega de premios de la CMA celebrada en Noviembre de 2011.

Aparte de los citados colaborarán en las trece versiones de sus canciones otras estrellas del Country como Tim McGraw, Blake Shelton, Kenny Chesney, Billy Currington y Jason Aldean. Superando estilos y generaciones también se suman Shania Twain, Kenny Rogers, Willie Nelson (que no se pierde una) y Jimmy Buffett.

Entre sus muchos logros, a lo largo de su carrera Richie ha vendido más de 100 millones de discos, tiene veintidós 'top ten' en su haber, cinco Grammys y un Oscar en sus vitrinas… en una lista de reconocimientos que podría ser interminable.

Según el propio Richie “me he dado cuenta que mis canciones se pueden trasladar perfectamente al género Country. Nací y crecí en Tuskegee, Alabama, soy un country boy y estoy orgulloso de ello. Haberme enfrentado a este proyecto es algo simplemente natural”.

Rosanne Cash - Black Cadillac (2006)

Rosanne Cash - Black Cadillac (2006) - 3.6 out of 5 based on 54 votes

Ratio: 4 / 5

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Desde la edición de su anterior trabajo en 2003 muchos coches negros habían sido protagonistas de la vida de Rosanne Cash hasta que llegó la edición de Black Cadillac en 2006. Una serie de terribles pérdidas asoló a la familia Cash en ese tiempo. Primero falleció June Carter Cash en Mayo de 2003, mujer de Johnny y madrastra de Rosanne, en septiembre de ese mismo año el patriarca, Johnny Cash, y en 2005 la madre de Rosanne y primera mujer de Johnny, Vivian Liberto.

Las situaciones dolorosas en la vida de Rosanne parecen inspirarla para escarbar profundamente en sus sentimientos y realizar una catarsis a través de las canciones que encuentra en lo más profundo. Ya sucedió con Interiors en 1990, consecuencia de la separación del que había sido su primer marido Rodney Crowell. En Black Cadillac vuelve a pasar, compartiendo autoría en un buen número de cortes con su actual marido, John Leventhal, que también produce la mitad de los mismos en Nueva York (los pares). Los impares corren a cargo de Bill Bottrell en Los Ángeles, quien quizá le da más protagonismo al piano como instrumento principal frente a los temas a cargo de Leventhal en los que las cuerdas de las guitarras se convierten en dominantes

El recuerdo y la sombra de su padre se ciernen sobre buena parte de los temas. La voz de Johnny Cash abre el disco con un “Rosanne, c’mon” que da paso a “Black Cadillac” donde nos habla del coche que se lo llevó a su reposo definitivo sobre una dominante línea de bajo hasta que explota en el estribillo: “es un mundo solitario / creo que siempre lo fue. / Sin ti. / Sin sangre. / Mi sangre”, acabando con unas sutiles trompetas evocadoras del "Ring of Fire" que redondean un brillantísimo ejercicio de producción. Volveremos a escuchar brevemente a Johnny Cash en la emotiva “The Good Intent” en una simpática frase cruzada con una hija que por entonces parece ser poco más que un bebé.

La hija que ve el amor que antes de nacer le dio vida y que fue testigo de cómo su padre se iba de casa para casarse con otra mujer, nos rompe el alma con “I Was Watching You” pero, como en el mensaje final del álbum, aunque el dolor es inevitable siempre hay un espacio para la esperanza pues quien la acaba vigilando es el padre que ya no está, “desde arriba / (…) mucho después de la vida”. Las personas amadas siempre nos acompañarán, incluso cuando ya no estén con nosotros físicamente. Este tema junto a la delicada “God Is in the Roses” y la acústica y no menos sentida, sobre los recuerdos, el amor y el tiempo que quedó en la casa familiar y que “no están en venta”, “House on the Lake”, donde nos canta: “pestañeo y mientras mis ojos están cerrados / los dos se han ido”, son auténticas maravillas que llegan a lo más íntimo.

Se cierra el álbum con un último corte titulado “0:71”. Son setenta y un segundos de silencio al que unirnos en memoria del Hombre de Negro, como setenta y uno eran los años que tenía cuando nos dejó.

Si el Country es cantar con el corazón en la mano sobre sucesos y sentimientos reales como la vida misma, porque por la vida misma están inspirados, Black Cadillac es Country hasta la médula. Si sólo es steel-guitars y fiddles, entonces le añadiremos los calificativos que sean necesarios: Country-Folk, Blues acústico, Roots Rock… pero aquí el calificativo es lo menos importante porque lo que no dejará de ser es un emocionante disco absolutamente excepcional, en el que brilla en igual medida la compositora, la intérprete, la músico y, al final, la persona dotada de una sensibilidad tan especial que tiene a bien compartirla con el mundo.

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