Jesse Dayton - Hey Nashvegas! (2001)

Jesse Dayton - Hey Nashvegas! (2001) - 3.9 out of 5 based on 8 votes

Ratio: 4 / 5

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Jesse Dayton es uno de esos artistas que atesoran demasiado talento y demasiada amplitud de miras para quedar confinados por la descripción de un único estilo musical. Tras haber pasado por bandas de punk y de rockabilly y haber editado en solitario discos que podrían ser considerados de cantautor o perfecto ejemplo del particular estilo de Texas, en sus propias palabras en Hey Nashvegas! nos ofrece “el disco que haría si me llevaran a Nashville, me dejaran las llaves y me dijeran haz lo que quieras”.

 

Pero lo que haría no es exactamente lo que la línea de producción de Nashville nos está ofreciendo en el siglo XXI. De “Hey Nashvegas!”, el tema que da título al álbum, Dayton dice “es una divertida historia del chico de pueblo que cree que conquistará el mundo, sólo para acabar dándose cuenta de que sólo es otro eslabón en un engranaje”. Y en la letra de la canción incluye líneas tan claras como:

 

 

I just can't dance in a straight line
Circle the floor, that's the way they taught it to me (…)
Yes I've blown some deals for keeping it real

No puedo bailar en línea. / Dar vueltas a la pista, así es como me lo enseñaron (...)
Sí, he perdido algunos contratos por mantenerme real

 

Y es que a pesar de sus palabras sobre el álbum es evidente que su aspiración no era grabar un disco del Country edulcorado predominante en nuestros días, en todo caso la idea era recuperar el sonido clásico de Nashville, cuando diciendo Country no había dudas sobre de qué se hablaba. Dayton llora sobre su cerveza, se desespera, y hace alarde de la orgullosa actitud y el sarcasmo texano. ¿Ya he dicho que firma todos los cortes?, pues lo hace. Ocasionalmente acompañado por grandes de la composición como Jim Lauderdale en “I Dream Too”, que además se añade a los coros en unas armonías magníficas.

 

Tampoco hay duda de que es una banda texana la que acompaña a Dayton. ¡¡¡Y qué banda!!! Espectacular Brian Thomas a la steel-guitar, para comprobarlo basta escuchar, por ejemplo, la animada “Wayward Soul”. Pero es que a lo largo del álbum encontramos colaboraciones del rey del acordeón Flaco Jiménez, fácilmente identificable en la fronteriza y magnífica “Heartbreak California”, compuesta por Dayton junto a Rosie Flores; de la leyenda del fiddle con swing Johnny Gimble, apostaría que es a él al que escuchamos en el elegante Western Swing a medio tiempo “Never Been Too Good at Goodbyes” y también en el otro Swing del álbum “Panhandle Jane”, mucho más animado, donde nada menos que las Dixie Chicks son las que le acompañan vocalmente. A medida que avanza el álbum también tendremos la oportunidad de escuchar la armónica de Mickey Raphael.

 

Espectacular en las baladas como “Never Started Living (Until I Started Loving You)” o “One Life Stand”, y aunque oscila algo hacia el Rock en cortes como el orgulloso “Date with the Angels” o el Rhythm & Blues con guiños a Elvis en “Roses Ain’t Enough”, donde Dayton muestra sus no pocas habilidades a la Telecaster, el Country es el absoluto dominador del álbum. Destacando en este aspecto el triste Honky Tonk “Don’t Take Yesterday”, en la mejor tradición de letras que fotografían momentos amargos (“no te quedes con ayer, como te quedaste con mañana / sé que ayer no es mucho, pero es todo lo que teníamos”).

 

Poniendo todo lo que tiene y cantando con actitud Dayton redondea un álbum que, aunque anclado en los sonidos que ya no suenan en la radio, es absolutamente contemporáneo. Probablente sólo de Dwight Yoakam se podría decir que consigue mejores resultados en esa difícil navegación entre dos aguas.

Buddy Jewell - Buddy Jewell (2003)

Buddy Jewell - Buddy Jewell (2003) - 3.8 out of 5 based on 9 votes

Ratio: 4 / 5

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Resultar ganador de la primera edición de Nashville Star (una especie de Operación Triunfo en clave Country) le reportó a Buddy Jewell una enorme popularidad. Hasta entonces su carrera musical no había pasado de cantar demos que se convertían en éxito en la voz de algún artista ya consagrado. El concurso cambió su vida cuando con cuarenta y un años ya no esperaba muchas oportunidades. Firma con major  como premio (Columbia) y edita su disco debut en 2003 con su nombre como título producido por Clint Black (presentador-profesor en la “academia”) que se convertiría en número uno y generaría dos grandes éxitos: la dulce “Help Pour Out the Rain (Lacey’s Song)” dedicada a su propia hija, que entró en las listas en la posición más alta de la historia para un nuevo artista, y la orgullosa “Sweet Southern Comfort”, alcanzando ambos temas el número tres como posición más alta.

De la mano de Black y con su reconfortante voz como principal arma explora sus raíces tradicionales en el excelente dúo con Miranda Lambert, con veintiún años y también finalista en la misma edición del concurso, en el clásico “Today I Started Loving You Again”. Incorporando toques de Bluegrass aquí y allá junto a ocasionales excursiones hacia el Country-Rock se obtiene como resultado un álbum de Country típicamente contemporáneo y sin sorpresas, con un deje tradicionalista y con el peso inclinado hacia las baladas, incluyendo un tema de mensaje religioso como “One Step at a Time”.

Como persona agradecida abre el disco con el medio tiempo “I Wanna Thank Everybody” por la oportunidad conseguida a una edad en la que ya casi no la esperaba. La mano de Clint Black se hace evidente en temas como el más animado del álbum “I Can Get By” que firmada por el propio Black éste ya había incluido en su álbum de 1994 One Emotion.

Un disco sin demasiadas pretensiones del que como principal punto débil se puede decir que tras tantos años grabando demos parece que a Jewell se le acaba notando que le falta acabar de definir un estilo que se pueda llamar propio. Y sin embargo uno de los álbumes editados en 2003 del que guardo mejor recuerdo merced a la calidez de la voz de Jewell y al realmente precioso e inolvidable tema principal del mismo.

Wayne Hancock - Viper of Melody (2009)

Wayne Hancock - Viper of Melody (2009) - 4.0 out of 5 based on 11 votes

Ratio: 4 / 5

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Wayne Hancock lo vuelve a hacer. Una vez más se erige en el redentor de la música Country en unos tiempos que, más que nunca, necesitan de luminarias como él que no nos dejen olvidar lo que una vez fue el Country, evitando que quedemos definitivamente deslumbrados por los bonitos pero vacuos envoltorios en los que hoy se nos ofrece la música. Una forma de cantar y una voz en la que se lee el alma de un Hancock que en cada línea no sólo pone el corazón, pone su sangre y sus tripas y pone cada minúscula parte de su cuerpo, porque es en todo su cuerpo y en su alma donde siente la música que interpreta.

Con el enorme Lloyd Maines nuevamente encargado de las labores de producción, grabado en apenas día y medio de trabajo de estudio y en riguroso directo en el mismo, escoltado exclusivamente por su banda habitual, que también le acompaña en los escenarios, y que a estas alturas se limitaba a Izzy Zaidman (guitarra solista), Huck Johnson (contrabajo) y Tony Locke (steel guitar). A Wayne Hancock no le hace falta más para ofrecernos una música absolutamente honesta. Por si fuera poco sólo encontramos una versión entre los trece cortes del álbum, la balada Jazzy “Midnight Stars and You” de Ray Noble, la docena restante se debe a su propia pluma. Hancock compartirá con nosotros el dolor de las relaciones acabadas y la ilusión por las nuevas, se convertirá en un alma errante que sube a trenes y conduce coches intentando dejar atrás la soledad y, especialmente, nos invita a disfrutar todo lo que podamos frente los tiempos duros que nos acosan. Incluso una canción de asesinato en la línea de las que se solían hacer en los años treinta “Your Love and His Blood”. ¿Cortes a destacar? La respuesta es fácil: todos y cada uno de los que completan el álbum.

Hank Williams y el resto de primigenias leyendas de nuestro estilo favorito pueden descansar tranquilos. Aunque no sea el objetivo de Wayne Hancock su legado se mantiene vivo, renovado y fresco merced a su portentoso talento, reviviendo un tiempo en el que el Country se coloreaba con naturalidad con pinceladas de Jazz y Swing sobre un fondo de Blues. Atentos a esta 'Víbora de Melodía' su mordedura no es mortal, pero su veneno provoca una adicción a su canto a la que resulta imposible sobreponerse.

 

Nota: he traducido Viper literalmente por víbora para hacer el juego de palabras del último párrafo. En realidad la intención de Hancock tiene más que ver con el argot de la edad dorada del Jazz, cuando esa palabra significaba porro (o cigarrillo de marihuana, vamos).

 

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