Invisible Cowboy - Wranglers Everywhere! (2007)

Invisible Cowboy - Wranglers Everywhere! (2007) - 3.0 out of 5 based on 10 votes

Ratio: 3 / 5

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Tengo que reconocer que este es uno de esos discos que han acabado en mi discoteca tras toparme con la portada en una tienda de Internet. Y es que me sigue resultando imposible resistirme a esas portadas de estilo retro que prometen recuperar la música de otros tiempos.

Wranglers Everywhere! arranca con un par de temas que nos remontan a un Pop-folk sesentero, sencillo y con un punto superficial pero que acaba calando. Sin embargo, a partir de aquí, este cuarteto con origen en el Noreste de Louisiana va concediendo peso a las guitarras eléctricas que nos llevan desde enérgico y algo estereotipado Rock Sureño, en su vertiente más Rock y menos ‘Southern’, a más tranquilo ‘Roots Rock con algún aderezo de psicodelia favorecida por la laxitud al cantar de su líder, Pat Catania.

Tras diez años juntos, en los que han ido poco más allá del circuito de locales de su área de influencia, los miembros de Invisible Cowboy dan toda la impresión de que se tomen su música simplemente como una forma de disfrutar de tocar juntos, con total relajación y naturalidad y ajenos a la obsesiva búsqueda del éxito de masas. Un hecho apreciable en la distendida interpretación y en unas letras que parecen no estar muy trabajadas. Entre otros detalles, titular una canción “Love Is a Verb” (amar es un verbo) no es precisamente calentarse la cabeza.

Dejando aparte el nombre del grupo, su origen sureño y la tangencial influencia campera que se puede intuir en su música, el trotón “Misery Rodeo”, con su inequívoco ascendente en Johnny Cash, es el tema que mejor justificaría la inclusión del comentario de este álbum en una página dedicada a la música Country.

Wranglers Everywhere! es interesante a ratos pero algo cansino en otros. Reservado a espíritus rockeros con curiosidad y para aquellos con una amplísima definición de Country, pues creo que muchos aplicarían el Invisible, precisamente, al Country.

 

Michael Martin Murphey - The Horse Legends (1997)

Michael Martin Murphey - The Horse Legends (1997) - 3.6 out of 5 based on 9 votes

Ratio: 4 / 5

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En The Horse Legends Michael Martin Murphey se aleja un trecho estilísticamente de la música Western que había revitalizado con Cowboy Songs en 1990. Sin embargo, en el tema tratado, el disco no puede ser más vaquero. Este es un álbum producto del amor. Del amor por un animal que ha compartido fatigas con el hombre desde tiempo inmemorial. El vínculo sentimental que se crea entre un caballo y su compañero humano es tan especial que sólo quien lo siente o lo ha sentido puede comprenderlo. De todas formas Murphey dedica el disco a “cada persona que ama a los caballos, ya sea en cuentos, en mitos, en la imaginación, en la historia o por contacto directo con uno de los más fieles y queridos amigos de la humanidad. No es un álbum hecho exclusivamente para cowboys y cowgirls, sino para todo aquel para el que la incomparable poesía en movimiento del caballo tenga significado”. Si estás entre los que sienten esa pasión, conseguir las letras es una obligación y el disco te va a emocionar.

Sin embargo, poniendo una distancia emocional con lo que Murphey nos ofrece, el álbum se queda, básicamente, en un blando ejercicio de soft-rock setentero, estilo en el que Murphey logró su mayor éxito comercial en 1975 con “Wildfire” cuando colocó la canción en el tercer puesto en listas. Un tema adecuado para ser incluido en The Horse Legends en una nueva versión que nos recuerda la historia del caballo que todavía recorre las praderas tras la muerte de la que fuera su dueña. También escoge otros temas populares de aquella década como “Run for the Roses” de Dan Fogelbert, que nos habla del derby de Kentucky, y “The Pony Man” de Gordon Lightfoot. Se remonta bastante más atrás para recuperar una de las canciones de caballos más populares del Country “Tennessee Stud”, de Jimmie Driftwood. Aquí abriendo el disco y cantada a dúo con Johnny Cash, convertida en el mejor corte del mismo y diría que una lástima que no marque el tono para lo que sigue, cuando los sintetizadores empiezan a hacer acto de presencia.

Pasando a los temas que firma el propio Murphey, encontramos canciones dedicadas a caballos de carreras (“The Running Blood”), a las razas más genuinamente norteamericanas (“Palomino Days” y “Quarter Horse Rider (America’s Horse)”) y a un caballo en particular que los nativos americanos ya convirtieron en leyenda (“Running Shadow”).

En definitiva un disco difícil de valorar racionalmente. Por un lado tocará lo más profundo de aquellos que compartan con Michael Martin Murphey su sentimiento de amor y respeto por los caballos. Sin embargo, por otro y salvando el dúo con Cash, absolutamente prescindible para quien busque canciones que mantengan la línea Western de Murphey.

 

Jon Randall - What You Don’t Know (1995)

Jon Randall - What You Don’t Know (1995) - 4.3 out of 5 based on 7 votes

Ratio: 4 / 5

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Con apenas veinte años Jon Randall se hizo popular y recibió no pocos elogios a principios de los noventa como guitarra solista y voz de los Nash Ramblers, la banda de Emmylou Harris que consiguió un Grammy en 1991 por el álbum At the Ryman. RCA decidió apostar por Randall y editar en 1995 el que sería su primer disco en solitario What You Don’t Know, en el que la propia Emmylou le acompaña en los coros de uno de los cortes. También en un buen número de ellos se suman los que fueran miembros de los Nash Ramblers: Larry Atamanuik a la batería, Al Perkins alternando la steel guitar y el dobro y Sam Bush con la guitarra, la mandolina y el fiddle. La base instrumental alcanza un extraordinario nivel manteniéndose predominantemente acústica, con aproximaciones al Bluegrass en algunos pasajes. 

Simplemente por haber formado parte de una banda de Emmylou en el mismo puesto que antes que él ocuparon dos luminarias como Rodney Crowell y Ricky Skaggs, se le supone la valía a Jon Randall, y de hecho la demuestra. Poseedor de una expresiva voz que recuerda al mejor Vince Gill y de una solvente habilidad al mástil de la guitarra, que sabe agradecer al tiempo pasado junto a Sam Bush, hace brillar un conjunto de magníficas canciones de muy respetados compositores: Kevin Welch, Carl Jackson, Bobby Charles, Jim Lauderdale... como su mentora siempre escogiendo entre lo mejor. Así consigue que tristes baladas como “If Blue Tears Were Silver” o “Just Like You” nos pongan un nudo en la garganta, que nos embargue la melancolía con su versión de “Tennessee Blues” para levantarnos el ánimo con los más vigorosos “This Heart” y “They’re Gonna Miss Me When I’m Gone”. 

A pesar de las lisonjas que le dedicó la crítica, la reestructuración de la discográfica en aquellos años dejó What You Don’t Know sin apenas promoción. Como era de esperar y como tantas veces sucede ante esta situación, su repercusión comercial fue muy inferior a sus méritos.

 

 

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