AMERICANA: ¿Qué diablos es eso?
Desde hace un tiempo un nuevo término ha adquirido notoriedad en la escena musical, cubriendo un espectro estilístico tan amplio que puede resultar confuso. Podríamos buscar los orígenes de la Americana tan remotamente como queramos pero, dado que cuando ha ganado especial popularidad ha sido a partir de la última década del siglo XX, ahí es donde encontraremos una primera explicación.
Como tantas otras veces el movimiento Americana (me gusta más llamarlo así que estilo) fue una reacción para conseguir una mínima atención comercial para una serie de artistas. En este caso artistas que no tenían cabida en unos formatos de radio cada vez más estrechos y compartimentalizados. ¿Cómo se debería sentir George Jones cuando sus discos eran rechazados por las radios Country por “ser demasiado Country”? ¿Cómo puede ser demasiado Country alguien que ha colocado en listas más de 150 singles a lo largo de su carrera? Y en el otro lado ¿Qué podrían hacer artistas de la talla de Lucinda Williams que era vetada en las emisoras de Rock precisamente por tener un estilo que se consideraba demasiado cercano al Country?
En este contexto Rob Bleetstein, editor de la revista Gavin, empezó a publicar la lista Gavin Americana el 20 de Enero de 1995, en un intento de dar cobertura a esos artistas de influencias Country que no la conseguían en los medios existentes.
En un primer momento 47 estaciones de radio reportaban las canciones que pinchaban para la confección de la lista, un número que se dobló en cuatro años. Aún así un número ínfimo si consideramos que eran 2.500 las que en aquel momento emitían Country mainstream, y que sólo se necesitaban 12 horas semanales de programación de Country Alternativo (otro de los nuevos términos de difícil definición) para tener en consideración la información remitida.
Con estas premisas, minoritaria difusión y amplio abanico de estilos, no es extraño que el concepto sea confuso. Y es que con la misma etiqueta podamos encontrar desde una banda de Bluegrass tradicional (Ralph Stanley, Del McCoury…) a progresiva (Béla Fleck, Alison Krauss…), pasando por otra de Tex-Mex o con influencias latinas (Texas Tornados, Los Lobos…) o Cajun (Beausoleil), cualquier cosa que suene a Folk, incluyendo a todo cantautor que se precie (Kevin Welch, Ryan Bingham, Billy Joe Shaver…), el Country más tradicional que ya no tiene cabida en las radios, desde Honky Tonk (Dale Watson, Dallas Wayne…) a Western Swing (Asleep at the Wheel, Hot Club of Cowtown…), por supuesto con todos aquellos nombres que, siendo auténticas leyendas del estilo son apartados de los medios (George Jones, Emmylou Harris, Merle Haggard, Johnny Cash, Willie Nelson…). Por extensión también el llamado rock de raíces (Wilco, Uncle Tupelo, Steve Earle…), e incluso el cow-punk (Jason and the Scorchers, Trent Summar…) por sus conexiones Country, caben bajo el paraguas Americana.
Lo cierto es que el Roots Rock o Rock de Raíces, aquél que mantiene conexiones folk es el que parece haber conseguido más notoriedad dentro del movimiento, tanto que en ocasiones llega a depredar el concepto. Si además sumamos que cada vez se le van añadiendo más apelativos, desde no depression a insurgent country, el poco atractivo alt.country o country alternativo, o los todavía más extraños twangcore y y’alternative el cacao es maravillao. Para dar más notoriedad a los artistas que se encuadran en el apelativo se fundó la Americana Music Association que otorga sus premios anuales en septiembre de cada año desde 1999.
En todo caso no hay duda de que ha logrado seguidores en aquellos que están cansados de que les digan lo que tienen que escuchar. Tampoco hay duda de que con una oferta tan amplia, donde se pueden encontrar artistas de indudable talento y calidad, las posibilidades son infinitas y en ocasiones en las antípodas unas de otras.
Tendrás que escuchar mucha música hasta dar con la talla de la Americana que se acomode a tus gustos, pero seguro que existe.