Rosie Flores - Single Rose (2003)
Un largo camino queda a la espalda de Rosie Flores hasta llegar a este Single Rose. Desde su bautismo musical a los 16 años en la banda Psycho Penelope’s Children, pasando por el Rockabilly a finales de los 70 en Rosie & the Screamers para en los 80 entrar a formar parte como guitarra solista de la banda femenina de Cow-punk the Screamin’ Sirens. Cosas de haberse criado musicalmente en la efervescente escena de Los Angeles.
El título del disco, compartido con uno de los cortes, lo describe perfectamente. Y es que este es el trabajo de una Rosa Solitaria. Single Rose sirve de repaso de sus discos anteriores añadiendo algunas nuevas composiciones, entre las que sólo el que fuera éxito para Ricky Skaggs “Country Boy”, aquí “(Girl)”, no lleva su firma. Grabado en directo en el Douglas Corner Cafe de Nashville, sin más apoyo instrumental que su propia guitarra (con la que ha demostrado repetidamente unas facultades más que remarcables), un fiddle ocasional en las manos de Tammy Rogers y la presencia como invitado de James Intvelt en la excepcional y estremecedora balada “Midnigh to Moonlight”, donde nos canta sobre un amor que se sabe efímero desde el momento que empieza pero cuyo recuerdo nos acompañará toda una vida.
Flores nos recibe con las palabras “bienvenidos a mi sesión de grabación”. Y ésta resulta magnífica en su sencillez. A veces menos es más, sobrio y sin embargo de un resultado majestuoso. Vacío de añadidos superfluos Flores discurre por los más diversos estados de ánimo, provocados por experiencias de su propia vida, y nos hace partícipes de ellos. Desde el humor de “Aromatherapy Cowgirl”, la alegría despreocupada del rockabilly “’59 Tweedle Dee” a la tristeza por la pérdida de su padre en “Daddy’s Lullaby” y la nostalgia que transmite “Bandera Highway”, rememorando cuando su propio padre la animó a coger el coche en Los Angeles para que volviera a visitar el antiguo barrio de San Antonio (Texas) donde nació.
En “Palamino Days” recuerda al mítico local de Los Angeles al que llegó en busca del verdadero corazón de la música Country y cuyo escenario ocupó en tantas ocasiones a finales de los setenta en las noches de talentos. Hasta que, tras resultar ganadora ocho veces consecutivas, decidió que ya estaba preparada para concentrarse en su carrera musical. También repasa nombres míticos que ocuparon ese escenario y cuya huella le resulta imborrable, George Jones, Waylon Jennings y Emmylou Harris, y a otros con los que compartió ilusiones y esperanzas en los inicios de su carrera como Dwight Yoakam o Lucinda Williams.
Emocionante hasta decir basta. La nostalgia de muchas de las canciones la provocan los recuerdos que han formado su personalidad, sin embargo el álbum resulta al final optimista, como lo es la exuberante personalidad de Rosie Flores. En el disco se dice: 'una rosa solitaria es mi jardín, un único amigo es mi mundo'.
A veces no hace falta más para alcanzar la felicidad.