Nashville,TN, un hombre camina despacio por la calle, se acerca a un majestuoso edificio, charla animadamente con el que parece ser el director del local, y este le franquea el paso; nuestro hombre continua solo, y accede al interior de un majestuoso recinto, sube al escenario, su corazón cabalga como un Mesteño desbocado, él siente que está pisando suelo sagrado, hinca su rodilla y con la mano izquierda toca el suelo, como si quisiera recoger la energía invisible que yace en dicho recinto, es tal el silencio que incluso puede oir sus pensamientos, el auditorio está vacio, pero es plenamente consciente que se encuentra en la Catedral de la Música Country, por fin ha hecho realidad su sueño de pisar el Grand Ole Opry, el lugar por donde han pasado todos sus grandes ídolos, los artistas más admirados del Country; intenta concentrarse y ver si el sitio le inspira algunas líneas para una  de sus canciones, pero las palabras se niegan a salir; él no se desanima y presiente que va a volver pronto y entonces el auditorio estará lleno, sabe en lo más profundo de su alma que ha nacido para esto….

     Darlington, Indiana, lugar de nacimiento de Jimmie Bussell, que ya desde muy pequeño soñaba con convertirse en una estrella de la Música Country, cantaba y estaba convencido de que la música era el vínculo que mantenía a la unida a la gente. Participa en festivales benéficos de su comunidad, canta en funerales, bodas, bautizos y cumpleaños, convencido de que su voz es un gran regalo y necesita compartirla con los demás. Su familia está plenamente volcada con su carrera, su padre es su manager, su hermano se encarga del sonido y su madre toma las fotos que cuelga en Myspace. Honestidad y sencillez a raudales, cuando alguien como Jimmie es plenamente consciente de donde viene y a donde quiere llegar, es difícil fracasar.

    Después de pasarse los últimos cuatro años en su caravana recorriéndose el Medio Oeste para cantar allí donde le llamaban, alimentándose de sueños y sufriendo todas las penalidades que conlleva empezar de la nada para hacer algo grande, por fin en el 2011 se encierra en los estudios Loretta Lynns de Nashville para grabar su primer disco “The More I'm Around Some People The More I Like My Dog“, un maravilloso catalógo del mejor Honky Tonk que puede encontrarse hoy día ;aunque no obstante este álbum estuvo a punto de no haberse grabado nunca debido al impresionante accidente de tráfico sufrido por Jimmie, que lo mando al hospital durante varias semanas con los huesos rotos y con la posterior secuela de la pérdida del 25 % de audición en su oído derecho, lo cual supuso un gran reto para un artista que necesita de su oído a pleno rendimiento.

    Diez canciones son suficientes para convencernos de que nos encontramos ante una estrella emergente, que brilla con luz propia en el abigarrado panorama de la country Music actual.

       Temas rápidos del mejor Honky Tonk, como “My Wife Ran Off“, ”Good Wife”, “Drinking Arm”, y “Honky Tonk Night”, o la archiconocida y cuyo enunciado esta plenamente de actualidad en los tiempos que corren “The More I'm Around Some People The More I Like My Dog“; mediotiempos de ensueño, del estilo de “Town Car“, y “You're Not What I Need“, baladas mortales, si se mezclan con Jack Daniels o Rebel Yell, como “Stood There And Lied“, ”Thank God For Atlanta”, y  la impresionante y demoledora “Why She Stopped Loving Me“, donde Jimmie demuestra su alto grado de exquisitez y sensibilidad.

    Alguien dijo alguna vez que “solo hay dos clases de música, la buena y la mala“. Con Jimmie Bussell, la cosa está clara.

¿Cómo plantear un disco homenaje a uno de los grandes nombres míticos de la música en el cuadragésimo aniversario de su prematura muerte en un accidente de aviación? Una mujer incuestionablemente considerada como la intérprete de Country más ampliamente admirada de todos los tiempos.

Pues no es nada malo el punto de partida de Remembering Patsy Cline. Reunir una docena de voces femeninas para que den nuevo aire a las canciones que incluía el álbum Greatest Hits que durante décadas lideró la lista de recopilatorios de repertorio clásico de cualquier estilo. Encontrándose a punto de superar los diez millones de unidades vendidas cuando este disco homenaje fue editado.

En general, cosa no muy difícil de intuir viendo el listado de invitadas, se subraya la faceta más Jazzy del característico estilo que Cline junto a su productor Owen Bradley definió. Así Natalie Cole, Norah Jones y Diana Krall son las que más inciden en ese aspecto con “I Fall to Pieces”, “Why Can’t He Be You” y “Crazy” respectivamente. Con Norah Jones y su etérea sutileza sacando la mejor nota de las tres, mientras Cole se empeña en alardear de voz durante cinco largos minutos y Krall cumple con sobrada solvencia.

El productor Mark Wright dio carta blanca para que cada una de las invitadas se acercara a las canciones como mejor quisiera. Mientras algunas como Amy Grant con “Back in Baby’s Arms” deciden quedarse cerca del original, Terry Clark clava “Walkin’ After Midnight” con su orgullosa interpretación, algo que también consigue Lee Ann Womack con “She’s Got You” llevando el tema más hacia el Blues. Por otro lado sólo alguien con la maravillosa voz de Martina McBride se podía atrever a interpretar a capella “Sweet Dreams”. Brillantísima McBride, pero la versión se ve penalizada por unos coros a cargo de Take 6 que, más que sumar, restan al resultado final.

No podía faltar en este disco k.d. lang, que siempre ha reconocido a Cline como la influencia que transformó su visión de la música y la dirección que daría a su incipiente carrera a principios de los ochenta, ofreciéndonos una lánguida interpretación de “Leavin’ On Your Mind”. Las folkies Patty Griffin (“Faded Love”) y Michelle Branch (“Strange”) cumplen con solvencia, especialmente la primera encontrando con sencillez el perfecto equilibrio entre Country, Pop y Jazz/Blues que describía la música de Patsy Cline.

En la otra cara de la moneda no hay perdón para el destrozo que Rebecca Lynn Howard hace de “You’re Stronger Than Me”, podrían pasar los arreglos poperos de los primeros minutos que simplemente dejarían el tema en insulso, pero para el crescendo final quizá es que alguien le ha dicho a esta chica que gritando en vez de cantando demuestra mejor su dolor. Que yo sepa a las grandes como Patsy Cline jamás les hizo falta algo así para poner la piel de gallina a su audiencia. Si ésta es una de las incipientes estrellas del ¿Country? del siglo XXI, a nadie le puede sorprender cómo le va al Country en nuestros tiempos. Infinitamente mejor parada sale la otra muestra del Country más contemporáneo, Jessi Alexander, con una muy consistente revisión de “So Wrong”.

Remembering Patsy Cline puede ser un disco interesante para quien ya conozca la música de Patsy Cline. Pero quien todavía tenga la suerte de ser ajeno a esa experiencia que no se equivoque, hay artistas que son insuperables, inimitables e irrepetibles. Patsy Cline es una de ellas y la mejor opción sigue siendo irse directamente a por el Greatest Hits que inspira este homenaje.