Bering Strait - Bering Strait (2003)
Ratio: 3 / 5
En Nashville se hablaba profusamente de Bering Strait desde que los seis miembros de la banda trasladaran su residencia a la Music City. También despertaron interés comercial, pues en cuatro años firmaron cinco contratos con cinco discográficas distintas que, por diversos motivos, no se tradujeron en un primer disco hasta que Universal South por fin se decidió en 2003. ¿Qué tiene de especial Bering Strait en una ciudad a la que cada año llegan multitud de músicos en busca de un sueño? Pues su origen, porque los seis jóvenes miembros de Bering Strait son rusos. Además contando con una profunda formación musical clásica en su haber que se traduce en que no necesiten apoyo de músicos adicionales en el estudio.
Citando individualmente como influencias nombres que van de Led Zeppelin a Bela Fleck, de Bob Dylan a los Beatles o Fleetwood Mac y de Patsy Cline a Alan Jackson, y teniendo en cuenta que nacieron como una banda de Bluegrass, sería difícil decir a priori qué nos pueden ofrecer. Pero su debut está grabado en Nashville y con 'major' así es que, como sí es predecible, el productor Brent Maher les escoge canciones de compositores establecidos y elude dotarlos de cualquier seña de identidad, con el objetivo puesto en convivir en la radio con la línea marcada por el Country más comercial, o lo que es lo mismo, orientando fuertemente su música hacia el Pop/Rock.
Sin embargo el indudable talento está ahí. Los pasajes instrumentales son brillantes y la vocalista Natasha Borzilova es efectiva y posee una voz muy agradable. Sólo en “Bearing Straight”, nominado al Grammy al mejor instrumental Country de 2003, con su aire progresivo en el que ciertamente se nota la influencia del citado Bela Fleck, y la adaptación de la canción tradicional rusa “Porushka-Paranya” dan la impresión de poder explayarse. Y es donde dan la verdadera medida de sí mismos, convirtiéndolos en los cortes más destacables del álbum con mucha diferencia.
El debut de Bering Strait acaba siendo más interesante leyendo sobre él que escuchándolo, pero tiene los detalles suficientes que permiten pensar que la banda puede dar mucho más de sí... en un entorno menos preocupado por las ventas y más por la originalidad y no coartar el talento. Queda en el aire descubrir qué habría pasado si este grupo de rusos en vez de haberse mudado a Nashville se hubieran establecido en Austin.
La verdad es que no sé como calificar el que fuera tercer disco de Roger Wallace. Y no lo entiendo, porque hubo un tiempo en que habría sido sencillísimo. Con una sola palabra era suficiente: Country.