Loretta Lynn - Still Country (2000)

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En 2000 habían pasado doce años desde el último disco de estudio editado por Loretta Lynn, quien ante la pobre repercusión que tenían sus canciones en la radio y sus discos en ventas se había concentrado en mantener una densa agenda de conciertos. En ese lapso de tiempo la vida le había golpeado con la pérdida de su marido en 1996, a quien cariñosamente apodaba Doo, y con el que se había casado en 1949 cuando Loretta sólo tenía trece años. Still Country está dedicado a su recuerdo.

De hecho en la dedicatoria la propia Loretta destaca entre los diez cortes del álbum la balada “I Can’t Hear the Music”, diciendo: “es mi canción favorita del disco (...), le hablé a Cody James, compositor de canciones para mi editorial, sobre una canción que estaba escribiendo y como me ponía a llorar cada vez que trabajaba en ella. Le dije que poco antes de que Doo falleciera decía que ya no podía escuchar la música. No me di cuenta de que estaba a punto de dejarnos. Al principio pensé que simplemente ya no quería escuchar, pero la verdad es que había llegado a un punto en que realmente no podía escuchar, y yo no lo sabía. Así es que Cody y otro compositor, Kendall Franceschi, cuando íbamos a grabar me sorprendieron con la canción terminada. Estaba tan abrumada por la emoción que incluso mientras la cantaba estaba llorando, y así es como me grabaron”. Cuando un talento interpretativo como el de Loretta Lynn se aplica a una canción así, no sólo es ella la que se emociona, hace partícipe al oyente de sus sentimientos de desgarradora tristeza. No es habitual escuchar hoy en día retratos tan vívidos y sentidos de las emociones humanas.

Sólo otro corte lleva la firma de una Loretta Lynn que en su momento revolucionó la composición de canciones Country con su perspectiva de mujer orgullosa. En este caso los tintes autobiográficos de la alegre y saltarina “God’s Country” nos trasladan a las montañas que la vieron nacer.

Aunque el productor Randy Scruggs, hijo de la leyenda del banjo Earl Scruggs quien también colabora instrumentalmente en el disco, la intentara acercar al ‘mainstream’ contemporáneo con el que fue primer single del álbum, la animada “Country in my Genes” cuya letra define perfectamente a la ‘Coal Miner’s Daughter’, éste se quedaría en un discretísimo 72 puesto en listas. Evidentemente Loretta no es una figura adecuada para competir con los bonitos envoltorios que nos ofrece Nashville en el siglo XXI, y seguramente ni siquiera debería haberlo intentado.

De todas formas el dolor por los ausentes se subraya con la magnífica y triste balada Honky Tonk “Table for Two” donde canta: “estoy sola en una mesa para dos. / Las velas se han apagado / y tu silla todavía está vacía”. Sin embargo no puede evitar finalizar el álbum de forma optimista con dos versiones. La esperanza del amor siempre presente en “Somewhere Someone’s Falling in Love” de John Prine y el tema de Rhonda Vincent “The Blues Ain’t Working on Me”. A pesar de todo, la aflicción no puede con ella.

En Still Country Loretta Lynn encuentra la mejor manera para realizar una catarsis personal. En buena forma vocal, basta escuchar el medio tiempo que abre el disco “On My Own Again”, que también nos habla de la soledad en la que se ha quedado, y como siempre impecable en su interpretación, su implicación con las canciones que canta llega al oyente abriéndonos su alma y su corazón con emociones tan reales como su vida.

 

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