Travis Tritt - The Storm (2007)
Que Travis Tritt tiene un “algo” diferente que le identifica de forma inequívoca es evidente desde los albores de su carrera. Aunque sólo fuera manteniendo su cabeza siempre descubierta, cuando el mercado estaba inundado de los llamados hat-acts. Más profundamente incorporando a su música influencias que tienen mucho que ver con el Blues o el Southern-Rock. En los tiempos que corren, cuando parece que lo único que mantienen en común las listas de Country con el Country de otros tiempos es la aparición ocasional de algún fiddle, steel o banjo, que una de las principales figuras de los 90, con un talento desbordante, y alguien que lleva rompiendo barreras estilísticas desde su primer disco allá por 1990, no tenga sitio en ninguna de las discográficas de primera línea resulta incomprensible.
Editado por Category 5, nos ofrece un nuevo trabajo que no defraudará a sus fans de toda la vida... que le sigan por su voz. Sigue en forma y sigue siendo inconfundible. Sin embargo las canciones que aquí se incluyen configuran un álbum, entre todos los de su discografía, en el que más difícil es encontrar Country. El Rhythm & Blues predomina en sus interpretaciones sobre cualquier otro estilo. De hecho el primer tema, “You Never Take Me Dancing”, tras superar una introducción vocal, aparecen unos coros femeninos que apuntan al Funky. Nada sorprendente si tenemos en cuenta que se trata de una versión del tema que su autor, Richard Marx, ya cantara en 1997. Precisamente Marx firma junto a Tritt “Doesn’t the Good Outweigh the Bad”, ejemplo del toque Bluesy que ha caracterizado a Tritt durante tanto tiempo. También presente en “Rub Off Me”, un medio tiempo que bebe de las fuentes del Rock Sureño. Influencia sureña que encontramos algo más suavizada en el tema que da título al disco, animado por enérgicos acordes de guitarra eléctrica que acompañan a Tritt en su interpretación. Otro Blues, en este caso sin aditivos, es el que cierra el disco “Somehow, Somewhere, Someday”, versión del que ya cantara su autor Kenny Wayne Shepherd que aquí aparece, como invitado, a la guitarra eléctrica.
Para encontrar al artista más cercano a sus primeros trabajos debemos remitirnos a cortes como la gran versión que nos ofrece del tema de Hank Williams Jr “The Pressure Is On”, un Country-Blues en el que, en la parte instrumental, se turnan la guitarra acústica, la eléctrica, la armónica y el Hammond. La impresionante interpretación de “Should’ve Listened”, convertida en la canción más rockera del disco. Y, sobre todo “High Time for Gettin’ Down”, el tema más alegre y movido de los doce que aquí nos encontramos, un Country Boogie, animado por el fiddle sobre bases de guitarra de R’n’R, en el que Tritt se permite hacer alarde de las alegrías vocales que le han caracterizado durante tanto tiempo.
Algunas baladas completan el álbum ya sea sean románticas como “I Don’t Know How I Got By” o “What if Love Hangs On”, de superación de situaciones complicadas, “Something Stronger than Me”, o incorporando ese crescendo que tan bien se le da como en “(I Wanna) Feel too Much”. En cualquier caso el poderío vocal y la capacidad interpretativa de Tritt hace que suenen creíbles unas canciones que sería muy fácil que se quedaran en piezas empalagosas de difícil digestión.
El indudable talento de Travis Tritt nos ofrece un disco diferente. Gustará a aficionados al mainstream actual y a seguidores de Tritt capaces de perdonar excursiones a estilos que siempre han estado presentes en su música, pero que aquí relegan al Country a una presencia meramente testimonial.
Puristas abstenerse.