Wylie & the Wild West - Ridin’ the Hi-Line (2000)
Muy de vez en cuando aparece alguien realmente auténtico. Wylie ciertamente lo es. Ya sea dejándose ir en un animado yodel, o cantando una sentida balada, su sinceridad, talento y compromiso con la música como arte le convierten en uno de los más creíbles artistas de música Country. Las grabaciones de Wylie, y su música en general, ponen de manifiesto que hay mucho más en la música Country que lo que se oye en el Top40.
Palabras de Eddie Stubbs, presentador del Grand Ole Opry, que sirven de presentación a Ridin’ the Hi-Line, el que fuera tercer trabajo de Wylie & the Wild West para Rounder y séptimo en su cuenta general.
Sus trabajos precedentes, desde su debut con Wylie & the Wild West Show en 1992, habían probado su versatilidad y eclécticos gustos. Su respeto por la tradición y por los grandes intérpretes del pasado, aquellos que hicieron posible la música de hoy, están muy presentes en el singular estilo de Wylie.
Manteniendo una densa agenda de conciertos (unos doscientos al año), Wylie encontraba tiempo entre escenario y escenario para trabajar en nuevas canciones, reservándolas para cuando llegara el momento de dejarlas ir. Y el momento parece que llegó con Ridin’ the Hi-Line que sólo incluye dos versiones entre sus generosos quince cortes. Las excepciones son uno de los grandes clásicos de las canciones Western, “Doggone Cowboy”, inspirado por la interpretación de Marty Robbins, y la tradicional “Buffalo Gals”.
Siendo Ridin’ the Hi-Line un disco esencialmente Western resulta especialmente adecuada la historia que nos cuenta Don Edwards (autor de las notas del disco), citando a un viejo cowboy que comparaba escribir canciones con domar caballos:
Las canciones son como trabajar con caballos en el ‘round pen’ (el corral redondo donde se doman). Un día las dejas irse con otros cuando crees que son lo suficientemente gentiles, o lo suficientemente aceptables, para mucha gente diferente. Pero algunas canciones, a diferencia de los caballos perfectamente entrenados para el ‘spade bit’ (un bocado que necesita de al menos cinco años de trabajo para que el caballo lo acepte), no necesitan estar tan bien entrenadas.
Así es que tanto si te gusta una canción que te lleve galopando arriba y abajo por el camino, o prefieres una monta más amable bajo una gran luna de Montana, este vaquero especialista en yodel ha juntado en Ridin’ the Hi-Line algunas canciones fabulosas, que se pueden soltar ante cualquiera que disfrute y aprecie la música honesta y de calidad.
Yodeling Cowhand
Nota: es muy evidente por las citas incluidas, pero buena parte del resto del comentario también está basado en las notas del gran intérprete de música Western Don Edwards que acompañan al CD.
Comentarios
Yo no tengo dudas. De los que tengo, es mi favorito.