Wayne Hancock - That’s What Daddy Wants (1997)
Wayne Hancock es un cantante y contador de historias único en su clase. Imbuido de la personalidad en el filo de Hank Williams como pocos en los años que corren. Como Hank, con una insaciable ansia por recorrer el mundo y una innata, intuitiva y poética forma de componer sus canciones. Además es uno de los pocos artistas en su estela capaz de aproximarse con su voz al tono afligido y casi místico que caracteriza al mito, interpretando con una irresistible vitalidad y una capacidad abrumadora para poner el énfasis, romper su voz o convertirla en un yodel en el momento justo de una canción para hacerla absolutamente especial.
Para entender la forma de trabajar de Hancock y hasta qué punto su trabajo es excepcional me remitiré a lo que él mismo nos dice en la contraportada de That's What Daddy Wants, su segundo trabajo:
Este álbum fue grabado en directo por diversos motivos:
A) Es más fácil cantar con una banda que te apoye que con una que ya esté grabada previamente, ¡porque así nos inspiramos unos a otros para ira más allá y para asumir riesgos!
B) El material en directo captura la emoción y la energía de la música, mientras el material demasiado trabajado a menudo suena aburrido y falto de inspiración.
C) Este álbum fue grabado y acabado en tres días y resultó muy barato hacerlo. Veamos si vosotros, peces gordos de la Industria, podéis mejorarlo.
Y yo digo, amén.
Estilísticamente más rico que su precedente, el que fuera igualmente destacable debut Thundestorms and Neon Signs, entre otras cosas incorpora algo de Dixieland Jazz en la canción que le da título, “That's What Daddy Wants”, baladas Pop a là años 50 como “Misery”, incluso música fronteriza en “87 Southbound”. Ritmos que vivió en primera persona en su infancia como consecuencia de los sucesivos traslados de su familia por todo EEUU siguiendo a su padre, militar de profesión. Lo cual no significa que Hancock se pierda en un inconexo eclecticismo, porque independientemente de los arreglos o estilo de cada canción, la banda ataca las canciones del disco como si fueran un Hillbilly Boogie lo que, de hecho, son. Hillbilly que encontramos sin aditivos en la tremenda “Highway 54” o “Freight Train Blues”. Y todo ello con una banda que prescinde de la batería y es que el espectacular 'slap' de Ric Ramirez al contrabajo es el encargado de marcar el ritmo, una muy especial atención merece su trabajo en “Johnny Law”.
De todas formas la batería tiene presencia en tres cortes, entre ellos una desatada versión, y único tema no firmado por Hancock, de “Brand New Cadillac”, del pionero del Rock and Roll británico Vince Taylor y que popularizarían The Clash en su London Calling y que, con su ritmo de Surf, es el corte que más se aleja del tono general del disco.
That’s What Daddy Wants es un disco sobresaliente de uno de los intérpretes contemporáneos que más y más duro lucha por mantener encendida la antorcha de la música que sale directamente de las tripas del artista, que no se compone pensando en el tiempo de radio que podrá conseguir, que no se graba siguiendo elaborados procesos de producción y que no se edita tras sesudos estudios de mercado. Pasión absoluta, por lo que hace y por cómo nos lo presenta. Sin trampa ni cartón. Eso es Wayne Hancock. Lo que una vez fue el Country.
Comentarios
¿Blues?... alguno tiene, pero no diría yo que es lo que predomina en su música.
Quizá lo que has escuchado en YouTube esté algo sesgado.