Kevin Fowler - Loose, Loud & Crazy (2004)

El mejor ejemplo de la música de Kevin Fowler se encuentra al final de este su quinto disco con la grabación en directo de “Don’t Touch My Willie”. Es un tema firmado por él mismo, como diez de los once cortes restantes. Es muy divertido, jugando con el equívoco entre Willie (Nelson) y como los niños llaman a lo que les cuelga entre las piernas (que se pronuncia exactamente igual), avisando a una primera cita cuando quiere poner música que “no toques mi Willie”, porque todavía no han llegado a ese nivel de intimidad y él no es esa clase de hombre. Apunta a sus influencias pues, como alternativa, propone que escuche a Haggard o Jones. Y, por último, está pensado para disfrutarlo en compañía de amigos dispuestos a pasarse una juerga contigo entre bromas y regada con toda bebida alcohólica que caiga en tus manos, a ser posible con Fowler como maestro de ceremonias sobre un escenario.

No tiene ninguna intención de amoldarse a los parámetros de corrección que imperan en Nashville, ya no digamos estilísticos. Como buen texano es claro y directo y alardea de ello en “Political Incorrectness”, cantada con convicción junto a Mark Chesnutt, otro texano de pro. Que su objetivo es pasarlo bien lo comprobamos en la animada “Loose, Loud & Crazy” donde se gasta toda la paga que debería ser para el alquiler en juergas. Y sin remordimientos, pues tiene claro que “Lord Loves the Drinkin’ Man” (el Señor ama al borracho) ya que “he oído que Él puede convertir el agua en vino / Cualquiera que pueda hacer eso es amigo mío”, además dispuesto a “fundar mi propia religión / Beberemos y bailaremos en la iglesia de Hank Williams”.

Con estas premisas la promesa que hace a su pareja y a un policía que le pilla borracho en “Ain’t Drinkin’ Anymore” (no voy a beber nunca más), no parece tener mucha credibilidad... Hasta que acaba con la coletilla, “pero no voy a beber nunca menos”. Simplemente genial. Con premisas similares “Long Neckin’ (Makes for Short Memories)”, enfrentado a los problemas de amnesia que derivan de beber demasiado. 

Entre juerga y juerga nos deja caer un tema romántico dedicado a una mujer sufrida como “Hard Man to Love”, a ritmo de Western Swing nos habla del final de una relación que salió mal en “Get Along” y se pone melancólico en “I’ll Try Anything Twice” recordando a un viejo amor. Los sentimientos y la bebida convergen en “Triple Crown”, donde convierte la Triple Corona de las carreras de caballos Norteamericanas en un juego de palabras con sus desgracias amorosas y el triple que pide en la barra de un bar para olvidarlas.

Si te gusta el Honky Tonk, divertirte, y el característico regusto áspero en la voz de tantos intérpretes texanos, Kevin Fowler es tu hombre y Loose, Loud & Crazy es tu disco.