John Adam Murph - John Adam Murph (2012)

En el cada vez más saturado mundillo de la música country,  donde la escasez de ideas es patente y donde las fórmulas están ya casi agotadas, encontrar un disco que sobresalga del ordinario común que transita por este medio, constituye una labor casi imposible. Si ya de por si es difícil mantener el tipo en un disco de 10 cortes, en el que generalmente y con un poco  de suerte pueden  resaltarse un par de temas que  merezcan el trabajo de escucharlo, ni que decir tiene del ímprobo esfuerzo de mantenerse en la silla de montar sin caerse del caballo, ni romperse las costillas, con un disco de 19 canciones, y más aún si es el primer disco de un artista. Pues si señor, 19 canciones de una calidad más que notable (unas más que otras, claro), casi todas baladas y mediotiempos , perfectamente desarrolladas e interpretadas por una voz  hecha para cantar country ,de una calidez y cercanía que se sale de lo habitual. Aunque la primera impresión que nos deja este tipo (John Adam Murph), con todo el aspecto del típico guaperas, rockero incipiente, ídolo de quinceañeras, nashvilliano de pro de los que deambulan a diario por la Meca de los Sueños, es la del típico cowboy emergente que solamente hace country-rap, pero craso error, nada más lejos de la realidad, ya  que descubriremos a uno de los nuestros, un auténtico vaquero con una voz endiabladamente sugestiva, cercana, amable , sólida y añadiría también retrospectiva, ya que te regresa a aquel country de los 70-80´s, con aquellas baladas interminables que nos marcaron profundamente, eran los tiempos de los Eagles, Pure Praire League, Charlie Daniels, Poco, Nitty Gritty, etc, aquellos que escribieron el Catecismo de la música country actual. 

JOHN ADAM MURPH , como la mayoría , empezó a interesarse por la musiquilla a  temprana edad, en un pequeño pueblo de Alabama, de la mano de su profesor de música Mike Davis. El muchacho se tomaba mucho interés en el asunto. Idolatraba a su profesor, que se encargó de hacerle escuchar a los clásicos, principalmente a  Hank Williams, hasta que un día recibió la noticia de que su profesor había fallecido en un desafortunado accidente de caza. Devastado, el pequeño John , y en recuerdo de su profesor decidió encaminar su destino por los multitudinarios caminos de la música country. A la edad de 14 años, empezó  a tocar en honkytonks y nightclubs de Atlanta, era pequeño todavía para poder tocar en escenarios de más categoría, pero crecía demasiado deprisa, y la oportunidad le surgió con un insignificante trabajo en Montgomery (Alabama), ganó algunos concursos y teloneó a varios artistas ya consagrados como Jo Dee Messina, David Allan Coe, Steve Azar, Nashville String Machine y algunos más. Patriota de convicción  ha dado conciertos, hasta en siete ocasiones, para las tropas en Iraq, al lado de artistas de primera  como  Charlie Daniels, Darryl Worley, Lonestar, Mark Chestnutt, Chely Wright, Filter, etc.

Su ópera prima, lleva por título primigenio “JOHN ADAM MURPH”, y es una auténtica ambrosía, con el extra añadido de su larga duración (78 minutos), 19 canciones de las que algunas se quedaran a vivir contigo permanentemente durante mucho tiempo; para mi, esas canciones que sigues tarareando una vez que las has escuchado varias veces, son las que verdaderamente superan la prueba de calidad, y te indican si un disco es bueno o no, aunque por desgracia últimamente tengo más olvidos que recuerdos dentro del country actual.

Comienza el disco con un temazo demoledor, de los que ya nunca olvidarás, la insuperable, mágica y evocadora “Blue Water“, la perfección hecha canción, sinceramente creo que no se puede superar, colosal mediotiempo donde los haya , que se te mete bajo la piel como la tinta indeleble de un tatuaje , permanente, imborrable.

En este álbum, las baladas son mayoritarias, como la delicada “Love You Left Over“, que arranca con unos suaves acordes de piano para terminar convirtiéndose en un torrente de sentimientos incontrolados al final de una relación amorosa, o la despedida de  “Don't Forget Me”, …nena, no me olvides cuando me haya marchado…, John nos recuerda que el mundo esta lleno de perdedores con  “Loser”, o el romanticismo exacerbado de “Matters of the Heart”, el cambio de niño a adulto de “Boy to Man”, la absolutamente deliciosa “Bama Breeze”, la descriptiva “Both Sides of Town“, el recordatorio de que somos mortales y el cielo queda demasiado lejos en  “How Far Is Heaven”, los sonidos susurrados por el viento de la noche que siempre repite tu nombre en “Night Whispers“,  o la sensacional e impagable “Something Strong”, la balada por excelencia y una de  las mejores del disco, solamente superada (o quizás no)  por “The Truth”, una auténtica joya inolvidable, mitad mediotiempo, mitad balada,  y la guinda  que cierra el disco “Anywhere But Here”.

No obstante, encontraremos un poco más ritmo en  temas como “Baby Wait”, quizás la más country de todas, o en  “Walk On”, insufrible country-rap nashvilliano, que no puede faltar en cualquier disco de country actual, este es el peor tema del disco; o las pegadizas  “Get a Night Life” y “You Get What You Pay For“,  ¿Has probado a tatuar un corazón roto ¿ ¿Difícil ,verdad?, pues John lo consigue con  la setentera  “Heartbreak Tattoo“.

Un gran disco hecho con la mejor sustancia del country, amor y desamor, encuentros y desencuentros, perdedores y patriotas , verdades y mentiras y sobre todo una cotidianeidad aplastante en la que nos vemos reflejados cual en un espejo a poco que nos miremos, real y ordinario como la vida misma.