Willie Nelson - Moment of Forever (2008)
Willie Nelson es un músico a la antigua usanza. Con 75 años a sus espaldas cuando Moment of Forever vio la luz todavía vivía en su autobús prácticamente todo el año embarcado en su eterna gira de conciertos. Un autobús al que no debe ser difícil seguir la pista por el rastro de humo con olor a “hierba” que va dejando a su paso. Muy pocas cosas necesita ya demostrar el viejo Willie, cuyas aventuras musicales y su lista de colaboraciones no conocen de fronteras entre estilos. Pero sobre el papel no deja de llamar la atención encontrar como productor de Moment of Forever a Kenny Chesney , ayudado por su propio productor habitual Buddy Cannon, dos campeones del Country contemporáneo más comercial que ha convertido Nashville en Nashvegas.
Hay que reconocer que a Chesney se le nota su respeto y admiración por la figura que se pone en sus manos, y su esfuerzo por dotarle de un nuevo sonido... sin embargo también se le nota que parece carecer del talento de otros productores que han hecho extraordinarios trabajos con figuras no menos legendarias del Country en los últimos años (Johnny Cash, Loretta Lynn, Porter Wagoner y el propio Willie Nelson con su disco producido por Daniel Lanois vienen rápidamente a la memoria). Incapaz de dotar al álbum de una coherencia intrínseca este es un trabajo dominado por los claroscuros, y es que si la innata y ampliamente demostrada capacidad de Willie Nelson para apoderarse de cualquier canción que cante no se impone en este disco, debo pensar que es porque quien falla no es el protagonista, sino quien dirige el cotarro tras la mesa de mezclas.
Por empezar por algún sitio, la versión de “Gravedigger” de la Dave Mathews Band suena forzada, pero es que cuando Chesney quiere emular al propio Daniel Lanois pretendiendo dar un aire a là U2 a “Over You Again” que abre el disco algo no funciona como debería si (y esto es cierto) cada vez que la he escuchado en el coche me sorprendo comprobando preocupado los chivatos en busca de una alarma de avería encendida. El “Gotta Serve Somebody” de Bob Dylan es tan plana que se convierte en anodina y sus ocho minutos en inacabables. Pero en mi opinión poner al tío Willie en el brete de cantar una canción de Big Kenny, el 50% de Big & Rich, como “The Bob Song” que nos habla de un pirata ¿? y parece escogida para que con la comparación el repertorio del dúo dé la impresión de ser mejor de lo que es (suponiendo que tuvieran algo salvable, que es mucho suponer) es un desperdicio de talento imperdonable.
La estelar composición del propio Willie “Always Now” podría haberse convertido en otro clásico instantáneo... si no fuera porque Chesney decide que la mejor compañía para su voz es un ritmo de conga y dotarla de un aire isleño. Y es que parece tan fácil hacer que una canción luzca en la voz de Nelson que casi resulta doloroso enumerar los deslices de Chesney. Quien de todas formas es perfectamente consciente de cuáles son los puntos fuertes del viejo trovador cuando decide que “I’m Alive” (curiosamente firmada por el propio Chesney) se quede en un espartano acompañamiento acústico... lo que permite a Nelson hacer brillar una composición que, cayendo en el positivismo del que Chesney ha hecho religión, nos dice que ‘se encuentra vivo y bien’ y que eso es suficiente para ser feliz. Un tema muy simplón para que lo cante alguien como Willie Nelson que lleva décadas diseccionado en canciones los sentimientos humanos.
Hemos visto unos cuantos oscuros pero ¿y los claros? Además de la melancolía que exuda “Moment of Forever”, firmada por Kris Kristofferson y que da título al álbum, la citada “I’m Alive” parece marcar un punto de inflexión pues lo mejor llega a continuación: las divertidas, con la perspectiva que da el paso del tiempo, “When I Was Young and Grandma Wasn’t Old” y “You Don’t Think I’m Funny Anymore” y el estupendo dúo “Worry B Gone” junto al propio Kenny Chesney. Una canción que me sirve de recordatorio de por qué hubo un tiempo (hace ya mucho) en el que Chesney me gustaba tanto. Porque buena voz, cálida y expresiva, tiene.
¿Necesitaba Willie Nelson en 2008 hacer un disco que le abriera nuevas audiencias? Seguramente no y, suponiendo que lo necesitara, desde luego no iba a ser Moment of Forever.