Ricky Van Shelton - Don’t Overlook Salvation (1992)

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Ricky Van Shelton - Don’t Overlook Salvation (1992) - 3.0 out of 5 based on 7 votes

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En el punto álgido de su carrera, con sus primeros tres discos habiendo liderado las listas y el cuarto alcanzando la tercera posición, Ricky Van Shelton decidió realizar una incursión en el Gospel como prácticamente cualquier estrella de Country que se precie antes que él... Y ya no tantas después.

Aunque ni siquiera entró en el top 100 de las listas de Country de álbumes, Don’t Overlook Salvation consiguió el certificado de oro (más de 500.000 unidades distribuidas), prueba de la enorme popularidad de la que disfrutaba.

A diferencia de tantos otros discos de Gospel firmados por artistas de Country, Van Shelton no toma unas canciones espirituales, aquí bien equilibradas entre clásicas y de nuevo cuño, y las adapta a su estilo. En vez de eso se sube al púlpito de una iglesia y realiza un esfuerzo por dotarlas de una mayor solemnidad que sus discos seglares, apoyado instrumentalmente sobre el piano o el órgano como protagonistas principales (en algunos cortes casi únicos), con la incorporación ocasional de secciones de cuerda y con la ausencia de batería. También se añaden los coros de The Cumberland Boys, con el mismo tono formal que el adoptado por nuestro protagonista.

La extraordinaria voz de Van Shelton cumple con solvencia pero en la interpretación, en ocasiones muy lírica, pierde naturalidad en el intento de mantener la formalidad en un entorno diferente del que le es habitual. El tono general del disco se rompe en los cortes más animados como “To My Mansion In the Sky”, “I Shall Not Be Moved” y, especialmente, “I Wouldn’t Take Nothin’ For My Journey”, donde son fiddles, banjos y mandolinas los que llevan la melodía y Van Shelton parece relajarse y dejarse ir, mostrándose más cómodo una vez liberado de la seriedad dominante.

El disco se cierra con “Just As I Am / He Smiled As He Ran Out to Play”, donde nos recita la triste historia de un niño que nace enfermo, que alcanza la felicidad cuando sueña que puede jugar en el jardín con otros niños y, definitivamente, cuando su alma abandona su cuerpo en el que deja una sonrisa porque por fin queda libre para salir a jugar.

Posiblemente no sea el mejor disco de Country-Gospel que se pueda encontrar en el mercado, pero hay que reconocerle a Van Shelton el mérito de realizar algo diferente, a lo que hay que añadir que escuchar su voz siempre es un placer.

Y una última curiosidad, Don't Overlook Salvation fue reeditado por una compañía especializada en discos de gospel cuatro años después de la edición original con Columbia en 1992, consiguiendo una nominación al Grammy en su categoría en 1996. 

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