Little Willies, the - The Little Willies (2006)
Norah Jones irrumpió en la escena musical en 2002, arrasando en ventas y haciéndose merecedora de cuanto premio se otorgara, con una música delicada, cercana al jazz, pero en la que hacía alarde de su querencia por el Country, como en aquella espléndida versión de “Cold, Cold Heart” de Hank Williams que formaba parte de su primer disco.
Aquí se integra con un grupo de músicos con los que solía actuar ocasionalmente en un local de Nueva York, y a los que la une la misma pasión por la misma música. Y da un decidido paso adelante en la exploración de su amor por el Country, formando the Little Willies, nombre escogido en homenaje a Willie Nelson de quien podemos escuchar “I Gotta Get Drunk”, como prácticamente en todos los cortes, con unos arreglos deudores del jazz, y “Night Life” que subraya el tono bluesero del original, pero ambos interpretados con una elegancia y una solvencia admirables.
En la instrumentación mandan las guitarras, eléctrica en manos de Jim Campilongo y acústica en las de Richard Julian, que también se alterna en la voz solista con Jones, apoyados en la base rítmica a cargo de Lee Alexander al bajo y Dan Rieser a la batería. Norah Jones, aparte de voz, también se sienta al piano.
La interpretación de “Love Me” (Elvis Presley) arropada en los coros de the Ordinaires (en el papel de los originales Jordanaires) quizá sea la más cercana al original de todas las versiones que realizan. The Ordinaires también acompañan con sus voces en una de las pocas composiciones originales, “Lou Reed”, que no pasa de ser un divertimento para la banda y se convierte en un tema de extraño recorrido. Los otros cortes originales son tres baladas, que brillan mucho más que la anterior; “Roll On”, que hace pensar en espacios abiertos; el triste two step de “It’s not You It’s Me”, y “Easy as the Rain”, cantada a dúo entre Jones y Julian, romántica y estremecedora, una de esas canciones capaces de poner la piel de gallina al tipo más curtido.
Adicionalmente, hay tiempo para el Western Swing con “Roly Poly” (Bob Wills); para recordar a cantautores texanos como Kris Kristofferson en “Best of All Posible Worlds”, donde porque nos dicen que Richard Julian es el vocalista, porque cualquiera diría que se trata de Lyle Lovett, o a Townes Van Zandt en la triste “No Place to Fall”; y para cantar una canción de Hank Williams al que aquí también se recuerda con una versión de “I’ll Never Get Out of this Word Alive”, en un estilo que apunta a las riberas del Mississippi. Los dos cortes que mantienen un sonido más cercano al Country son “Streets of Baltimore” (Bobby Bare, Gram Parsons...), al que sólo le falta el añadido de una steel-guitar para satisfacer al más purista de los aficionados, y el clásico tema de cowboys “Tennessee Stud” (desde Eddie Arnold a Johnny Cash, pasando por Chris LeDoux).
Estamos ante un disco que brilla por su originalidad entre la pléyade de lanzamientos que cada año se suelen catalogar como Country. The Little Willies realizan una aproximación fresca, original y de calidad indudable al estilo, consiguiendo una atmósfera como de actuación en directo en el pequeño club que les vio nacer. La estrella que provocó que el disco tuviera más repercusión que si no contara con ella, Norah Jones, reafirma lo cercana que se siente al estilo y lo cómoda que está al interpretarlo, y hay que recalcar que no se preocupa de conseguir una posición de protagonista, pues el protagonismo se reparte entre toda la banda. De todas formas, para el oyente supone una experiencia única, y es que la aterciopelada y delicada voz de Norah Jones (y la de Richard Julian en similar medida) es capaz de hacer estremecer y de alegrar tu corazón con la misma facilidad.
Recomendable tanto para seguidores del Country como para alérgicos al mismo, simplemente un disco para amantes de la buena música ajenos a la etiqueta que la defina.