Josh London - Josh London (2010)
Algunas ciudades sufren el estigma de ser identificadas con un sonido determinado : Chicago y el blues, Seattle y el grunge, Memphis y el Rock & Roll….y Nashville, la capital del country más edulcorado que se hace actualmente, donde pululan multitud de grandes estrellas, otras que van perdiendo su brillo, y diminutas luminarias que aspiran convertirse algún día en estrellas. De entre estas últimas y surgidas por generación espontánea, nos encontramos a un cuasi-totalmente desconocido Josh London.
Entre tanta bisutería barata, es sumamente agradable encontrar una perla autentica de vez en cuando, ya que en demasiadas ocasiones nos han dado gato por liebre, y es con estas pequeñas perlas que vamos encontrando por el largo y tortuoso camino que algún día encontraremos esa quintaesencia musical que todos buscamos, aunque muy pocos lleguen ni siquiera a imaginar su composición definitiva, ya que seguramente estará compuesta del material del que están hechos los sueños, como diría Humphrey Bogart.
Desde temprana edad, la música ha sido parte integrante de la vida de Josh. Su amor por la música empezó cuando cantaba canciones gospel en la Iglesia local, y a la edad de 4 años su abuela le regaló una guitarra, sin perder de vista la influencia que suponía escuchar canciones de Hank Williams y George Jones con su padre. Después de aprender 3 acordes con un músico local que tocaba bluegrass, y hasta los 12 años, se dedicó en cuerpo y alma a aprender a tocar bien la guitarra. Salió de su hogar en el 2003 para ir a la Universidad de Kentucky, donde se graduó en Horticultura. Por suerte para nosotros, dejó a un lado los tomates y pimientos, para dedicarse a lo que realmente hace muy bien, buena música country.
Ha sido una grata sorpresa para mí, encontrar este único y primer trabajo de Josh London, un “newcomer” , que no defrauda en absoluto con este disco, pese a que solamente tiene cinco canciones, lo cual lo hace demasiado breve, dejándote esa sensación de hambre musical que todos conocemos demasiado bien cuando estamos degustando un buen disco y se acaba demasiado pronto. Efectivamente, cinco canciones, solo cinco… pero que valen por 10, cualquiera de ellas podría colocarse en el Top 10 de las listas de éxitos. Grabado en NASHVILLE, Tennessee, con una base de country tradicional mezclado con un poco de southern rock y con un toque de country moderno, con un sonido muy pulido y una excelente producción, donde no falta ninguno de los más esenciales instrumentos para elaborar un buen plato del mejor country (guitarras,fiddle y steel), Josh nos demuestra con su disco que aún hay esperanza ,y que siendo valiente y arriesgado y pasando por encima de los criterios más comerciales que se imponen hoy a los artistas, todavía puede hacerse un disco que realmente suene country, sin perder su factura de modernidad.
El viaje a la Arcadia comienza con “This Old Guitar" , estupenda pieza de country-rock que demuestra las maravillas que pueden hacerse con la vieja guitarra de la abuela; le sigue el sensacional mediotiempo “Whiskey Night", que nos hace recorrer las oscuras callejuelas que conducen a los honky tonks nocturnos que siempre nos garantizan una sensacional resaca; en "Runaway Train”, tema estrella del disco y colosal mediotiempo, y con un tremendo dolor de cabeza de la noche anterior, nos embarcamos clandestinamente en el polvoriento vagon de un tren de mercancías que cruza a medianoche por una destartalada estación de un pueblucho que dejo de soñar con tiempos mejores; y como que es cierto que lo bueno no dura eternamente, Josh nos lo recuerda en “Good As Gone”, otra pieza de genuino country; y finalmente, para evitar la tristeza que provocan todas las despedidas, no diremos adios, sino solo hasta luego, con este mediotiempo de impresión, “No More Goodbyes”.
Uhmmm… demasiado corto, pero muy intenso.
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