Dolly Parton - Backwoods Barbie (2008)

Hay una famosa cita de Dolly Parton que, más o menos, dice “es una buena cosa que haya nacido mujer, si no sería una drag queen”. Por primera vez editando en su propia discográfica, Dolly Records, y tras unos años de trabajo en estudio dominados por su perfil más rústico y montañés, en Backwoods Barbie recupera su imagen más glamurosa y excesiva en un nuevo asalto al Country mainstream. Y si lo que se buscaba era el éxito de ventas no está mal el resultado para una artista de sesenta y dos años sin acceso a la radio comercial colocar un disco en el número dos de las listas Country... y reentrar en ellas en el nueve apenas un año después gracias a la edición especial del álbum para su comercialización a través de la cadena de restaurantes Cracker Barrel, añadiendo tres temas adicionales a los doce del lanzamiento inicial. Si algo ha sido siempre Dolly Parton es una avispada e inteligente empresaria capaz de reencontrarse con el éxito una y otra vez. 

La Dolly capaz de vestir una capa fucsia cubriendo un minivestido de leopardo (estudiad la portada en detalle) resulta tan estridente como su interpretación en cortes como “Better Get to Livin’” o su tecno-Country versión del éxito de los Fine Young Cannibals “Drives Me Crazy”... Pero sólo ella puede posar así vestida entre balas de paja, sentada en la plataforma de una pick up clásica, sin que resulte una imagen chocante para quien haya seguido su carrera. Como no resulta una sorpresa encontrar temas como el pausado y amargo Honky Tonk dominado por la steel guitar “I Will Forever Hate Roses” la intimista “Made of Stone” y el puntito jazzy de “The Lonesomes”. Por no hablar de su dulce y plena de sentimiento revisión del tema de Smokey Robinson “The Tracks of my Tears”, que resulta en una nueva aproximación al Soul clásico. Un territorio nada ajeno para la de Tennessee desde que versionara “My Girl”, del propio Robinson, en su LP de 1977 New Harvest... First Gathering. 

Precisamente en la autobiográfica letra de la delicada canción “Backwoods Barbie” encontramos la mejor manera de calificar el disco cuando, hablando de sí misma, dice: “Puedo parecer artificial, pero soy de verdad en lo que realmente importa”. Dolly Parton lleva siendo así muchos años y siempre será un error permitir que su deslumbrante imagen y sus concesiones comerciales no nos permitan apreciar la verdadera calidad de su música, de la que Backwoods Barbie ofrece no pocas muestras.