Charlie Daniels - Steel Witness (1996)
Steel Witness es un proyecto muy personal de Charlie Daniels. Autor en solitario de las diez canciones incluidas en las que reafirma y da testimonio de su fe cristiana, poniendo especal énfasis en la profecía del fin de los tiempos. Teniendo en cuenta el carácter de Daniels el testimonio no podía ser de otro material que de acero. De todas formas, aunque no lo firme añadiendo el Band habitual a su nombre, los miembros de su banda están presentes prestándole soporte instrumental.
Pero es Charlie Daniels del que hablamos así es que Steel Witness no podía quedarse en un disco de Gospel al uso. Sólo temas como “Somebody Was Prayin’ for Me”, con los coros de The Fairfield Four, y “Jesus”, en este caso apoyado en el dinámico Christ Church Choir, se pueden identificar como tales a la primera escucha. En general Daniels no se aparta de un orgulloso Country-Rock mientras nos lanza mensajes en los que nos anima a enfrentarnos a las tribulaciones de la vida armados con la fuerza de la fe. No por ello esconde su característica actitud de manifestar su opinión sobre aquello que no cuadra con sus esquemas, dedicando “New Pharisees” a aquellos que van a la Iglesia todos los domingos, pero que gastan su vida criticando y viendo defectos en los demás sin ver los propios, convertidos en los nuevos fariseos contemporáneos.
Daniels, aparte de los ya citados grupos de gospel, invita a un buen número de artistas a participar, básicamente en los coros, como The Cox Family que se añade a “The Tribulation”, que empieza acústica y acaba rockera, mientras con Dale Rossington saca adelante un tema bluesero con alma Soul, “Heart of my Heart”. El disco termina con una de esas historias que nos suele contar Daniels en sus canciones, “A Day in the Life” aunque en este caso la narración versa sobre el Apocalipsis y una batalla final entre las fuerzas del infierno y las del cielo.
Tras the Door, editado en 1994, Steel Witness sería el segundo trrabajo dedicado a canciones religiosas de Charlie Daniels. En cualquier caso no es éste un álbum imprescindible en ningún aspecto. Reservado para completistas de la obra de Charlie Daniels (quien, por cierto, no coge el violín en ningún corte) con interés por las canciones con mensaje religioso… o viceversa.