Raul Malo - The Nashville Acoustic Sessions (2004)

Aunque se lo atribuyamos a Raul Malo lo cierto es que, tal y como aparece en la propia portada del disco, este trabajo es tan suyo como de los afamados instrumentistas Pat Flynn (guitarra, mandolina, bouzuki, coros), Rob Ickes (dobro, slide guitar, coros) y Dave Pomeroy (bajos). Este cuarteto de virtuosos, considerando la voz de Malo como un instrumento con unos registros y utilizado con una maestría muy por encima de lo normal, nos ofrecen un disco tranquilo en el que aflora su amor por la más sencilla expresión de la tradición de la música Country. 

Aún tratándose de un disco estrictamente acústico, el eclecticismo del que Malo ha hecho alarde a lo largo de su carrera, tanto como líder de los Mavericks como en solitario, encuentra su reflejo en relajadas versiones que van desde la triste “When I Stop Dreaming" y la bluegrassera "Great Atomic Power", de los Louvin Brothers, a la alegre “Bright Side of the Road”, de Van Morrison, casi convertida en un Gospel. El disco arranca con “Blue Bayou” de Roy Orbison, con quien frecuentemente se compara a Malo, que sin embargo mantiene distancias con el original, convirtiéndose junto con el standard “Moon River”, donde Malo nos recuerda a los grandes crooners, en uno de los mejores cortes del disco. Ambas consiguen transportarnos, por diferentes caminos, hasta la triste y melancólica tranquilidad de las lentas aguas del Mississippi. Para cerrar otro standard en el que Malo vuelve a mostrar sus dotes como crooner, la romántica balada “(I Love You) For Sentimental Reasons”.

También tiempo para el folk con “Early Morning Rain”, de Gordon Lightfood y “You’re Gonna Make Me Lonesome when You Go” de Bob Dylan. La sentida interpretación de “Weary Blues from Waiting” de Hank Williams se convierte en un largo lamento de soledad. Sin embargo la versión de “Hot Burrito #1” de Gram Parsons peca de un exceso de dramatismo.

El único instrumental del disco, "Waiting for a Train" permite a los acompañantes de Malo hacer gala de su virtuosismo a las cuerdas de sus instrumentos. Simplemente sensacional.

Evidentemente no hay nada en el disco que vaya a sorprender, el propio título deja muy claro qué vamos a encontrar y cualquiera que esté familiarizado con los nombres que aparecen en la portada puede suponer lo que contiene. Sin embargo, a pesar de esa predecibilidad, dedicarle un tiempo a The Nashville Acoustic Sessions en los tiempos que corren, con estudios de grabación cargados de tecnología y producciones artificiosas inundando el mercado, es como tomarse un fin de semana para disfrutar de la suave brisa campestre, cuando nuestro día a día discurre inmerso en el ajetreo de la gran ciudad.